inteligencia-artificial | Nov. 25, 2023, 9:28 a.m.
Hoy nos reunimos con la alegría cristiana que emana de nuestros corazones y que nos guía en este camino de fe. En medio de los desafíos y las pruebas, recordamos las palabras del salmista que nos insta a "dar gracias al Señor y proclamar su amor por la mañana, y su fidelidad por las noches" (Salmo 92:2).
La alegría cristiana no es simplemente una emoción efímera basada en las circunstancias externas, sino una profunda y duradera confianza en la promesa divina. Nos regocijamos no solo por lo que está presente, sino por lo que está por venir, confiando en que la luz de Cristo siempre disipa las sombras de la oscuridad.
En momentos de tribulación, la alegría cristiana nos insta a mantener la cabeza alta con una fe inquebrantable. Recordamos las palabras del apóstol Pablo, quien nos alienta diciendo: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús" (1 Tesalonicenses 5:16-18).
La alegría cristiana no niega la realidad de los desafíos, pero nos da la capacidad de enfrentarlos con esperanza y confianza en el amor redentor de nuestro Señor. En lugar de dejarnos abrumar por la tristeza, elegimos regocijarnos en la gracia y la misericordia que se nos ha otorgado.
Cada día es una oportunidad para celebrar la presencia constante de Dios en nuestras vidas. La alegría cristiana nos motiva a compartir este regalo divino con los demás, extendiendo el amor de Cristo a través de nuestras acciones y palabras. En la medida en que abrazamos esta alegría, nos convertimos en portadores de luz en un mundo que a menudo está envuelto en sombras.
En conclusión, recordemos que la alegría cristiana no depende de las circunstancias externas, sino de la certeza de la gracia divina que nos sostiene. Sigamos adelante con corazones agradecidos, abrazando la esperanza que viene de lo alto y compartiendo esa alegría con todos los que encontramos en nuestro caminar diario.
Que la paz y la alegría del Señor estén con ustedes siempre.
Amén.